Si bien cuenta con otros libros en su haber, “Morir en París” es la primera novela de la escritora, docente y periodista María Luisa Ferreira y nace bajo el sello de Arandurá. Un detalle relevante es que las ilustraciones también pertenecen a la autora.
La presentación se realizará a las 19:00 de este viernes 28 de febrero en la Casa Bicentenario de la Literatura Augusto Roa Bastos (México 346 entre Mariscal Estigarribia y 25 de Mayo, Asunción).
“Este libro es fruto de mi edad madura, de mi relación con la muerte. En los primeros capítulos describo lo que creo que ocurre cuando uno muere. Es un relato en primera persona”, nos cuenta la escritora. “Creo que a medida que crecemos tenemos que ser realistas y entender que la muerte es ineludible. De acuerdo a mi creencia católica, miro la muerte como una transición, una puerta hacia la eternidad”, acota.
“También planteo la relación que debemos tener con los muertos. Creo que muchas veces no somos lo suficientemente respetuosos con ellos, pues por el hecho de que sus cuerpos ya no están, los consideramos desaparecidos del universo, apenas explorado, que es el tangible. Y por otra parte, propongo una forma de ver a los artistas muertos”, explica al referirse al subtexto de la obra.
La novela gira en torno a una joven que fallece en París y es llevada al Cementerio de Pére Lachaise, donde reposan luminarias como María Callas, Moliere, Marcel Proust, Oscar Wilde, Eloísa y Abelardo, entre otras. Todas ellas hablan con la protagonista. “Son diálogos ficticios, naturalmente, pero basados en palabras reales de esos artistas”, aclara la autora.
En cuanto a los dibujos realizados para ilustrar el libro, María Luisa Ferreira nos dice: “Siempre he dibujado y pintado. Mi papá estudió en Bellas Artes y era profesor de dibujo. Mi tío, el hermano de mi papá, es también egresado de Arquitectura y pintor. Heredé esa pasión por dibujar aunque no me dedico profesionalmente a ello”.
En cuanto a la técnica utilizada, detalla que se decidió por ilustraciones hechas a lápiz. “Son dibujos que no tienen las proporciones de los dibujos realistas, sino un aire naif”, menciona.
“El libro está dirigido a un público general. Creo que puede gustar tanto a adolescentes como a adultos. Tiene algunas disquisiciones filosóficas y místicas. Algunas partes se ponen un poco densas porque los entrevistados, como Auguste Comte, son complejos”, finaliza.